Las Juntas Generales de Bizkaia, institución de la que soy apoderado,
celebraron el pasado miércoles una sesión plenaria en Gernika. En ella se
debatieron distintas iniciativas de diferente naturaleza y contenido. Entre las
materias sometidas a debate
parlamentario se encontraba, a propuesta de dos grupos de la oposición, la
aportación presupuestaria que la Diputación debe consignar para las políticas
de cooperación y desarrollo internacional. Un ámbito en el que las
instituciones vascas –Gobierno, diputaciones y ayuntamientos- han sido y
son especialmente sensibles y que, por
desgracia, y como consecuencia de la crisis económica, han visto reducida las partidas destinadas a tal fin.
En la gestión pública hay que tener en cuenta básicamente el
principio de “realidad”. Es decir que, más allá del deseo o de la voluntad, se
impone la capacidad posible de actuar, la “certeza” de los recursos económicos
disponibles en cada momento.
Solía repetir Jose Luis Bilbao, siguiendo las
enseñanzas que le trasmitieron en la
Facultad de Ciencias Económicas de la
UPV (Sarriko) que gobernar, gestionar,
es determinar prioridades pues los
recursos públicos siempre son escasos y
son susceptibles de usos alternativos.
Dicho de otra manera que ante las múltiples necesidades
generadas en la sociedad y la
insuficiencia de fondos públicos para
atenderlas en su integridad, quienes democráticamente nos representan se ven obligados a optar y priorizar en qué se gastan o destinan dichos recursos. Ese
establecimiento de prioridades califica,
según los cánones tradicionales, las políticas públicas como progresistas o
conservadoras (derecha-izquierda).
Si no se atendiera al principio de realidad, los problemas
se convertirían en irresolubles llegando a la descomposición del sistema. Y, si
los responsables públicos no llegaran a jerarquizar los problemas y su
satisfacción, nos encontraríamos con un efecto similar al del asno de Buridan
que murió de hambre y de sed porque sintiendo ambas necesidades fue incapaz de
ordenarlas situado como estaba centrado entre un cubo de agua y un fardo de
cebada.
Cuento todo esto
porque no todo el mundo tiene en
consideración tales premisas.
Vuelvo al pleno de Gernika. El debate de los fondos de cooperación y desarrollo llevó
hasta la tribuna a uno de los portavoces
de los grupos de la
oposición. Sus
primeras palabras ya advirtieron del rigor argumental que nos esperaba.
“Hace unos años-comenzó su disertación el orador-. No sé
cuantos, pero no hace mucho. Un montón de gente salió a la calle para
pedir....”. ¿Hace unos años? ¿Un montón?. “Ay ama! –pensé-. Como todos los
datos que se utilicen tengan tanta precisión,
vamos a presenciar un debate memorable”.
Así fue. Las
cifras parecían sacadas de una subasta.
Sólo me quedé con el 0,7%. Pero ¿de
qué?. ¿Del presupuesto de la Diputación? ¿De la comunidad autónoma?. No. Del
Producto Interior Bruto. Sí, bruto, muy bruto.
Pero si en lo de los números
aquello fue un tanto
disparate, en el argumentario llegó el
desparrame. En el trance, me acordaba de, Pazos, aquel personaje de la película “Airbag” que con su deje gallego repetía; “Concepto,
lo importante es el concepto”. Y los
conceptos brotaron a borbotones como las
aguas de un generoso manantial.
En el fragor dialéctico se habló casi de todo. Se apeló
genéricamente a “la ley”. Si, “la ley que obliga a consignar el 0,7%”. ¿Ley?
¿Qué ley?. De ahí se pasó a la globalización. La globalización de ocurrencias.
Que si la venta de armas; las multinacionales, el capitalismo salvaje, las mafias, Israel –Estado que fue calificado
de “terrorista” por el portavoz de turno de la izquierda patriótica (cuando se entere
Iñarritu)-... Hasta el líder anticolonialista congoleño Patrice Lumumba salió a
pasear no se sabe bien por qué motivo.
Aquella mezcolanza de
consignas fue cuestionada por quien quiso apelar al “principio de realidad”
volviendo al origen de que lo que se debía plantear en la práctica parlamentaria era el “cuantum”
de la partida presupuestaria y de dónde se sacaban los fondos que se pretendían
añadir. La priorización de los problemas que antes aludía.
La sensata voz del juntero socialista, lejos de ser atendida
fue recriminada como un intento de “sustraer” el debate.
¡Qué nivel Maribel!. Pero el punto en cuestión del orden del día no fue el
único en el que se rayó la alucinación. Hablando
de la negociación del futuro tratado transatlántico de libre comercio (TTIP)
–sobre el que las Juntas Generales de Bizkaia tienen un ámbito competencial fuera de toda duda- , en la tribuna de
oradores se exhibió una botella de txakoli,
o se mencionó al “pollo clorado”, amén de otras lindezas como las de definir a los partidos políticos
mayoritarios (todos menos los emergentes) de “partidos del régimen”.
¡Qué pena más grande!. En discusiones de taberna he visto
más sentido común y más respeto que la contemplada en sede institucional. Dirán
que estoy poniendo límites a la libertad de expresión. Que la “casta” -yo mismo- no soporta la “nueva forma de
hacer política”. Que nos molesta la “transparencia” porque tememos perder nuestros “privilegios”.
Y no. Lo que me aflige es la devaluación de la democracia. La banalización de las
instituciones y, sobre todo, la impostura de una progresía de baja calidad que vive del
eslogan, de unos tópicos ideológicos de
pasquín trasnochado. De una posición que, siendo legítima, exhiben con
desprecio a los demás.
Pasado el aciago trámite parlamentario, un compañero de
bancada compartía las mismas sensaciones. Su inquietud iba más lejos. “¿Te
imaginas a estos gobernando?”. La verdad es que no, pero se me eriza el vello
de solo pensarlo.
Cuando la indignación ciudadana obtuvo articulación a través
de nuevos partidos creí sinceramente que
asistíamos a la oportunidad de encontrar una nueva formulación de la política. Que había
un refresco ideológico y participativo que sería positivo para todos. Pero las consecuencias prácticas de esa nueva articulación partidaria me han
decepcionado totalmente.
Aquel movimiento eclosionado tras los comicios europeos que lideraban Pablo Iglesias, Errejon o
Monedero, tenía su encanto y hasta una cierta visión cautivadora. “Podemos”
representaba una radicalidad ideológica exenta de concreción. Su música sonaba
bien pero le faltaba una letra que la acompañara. Su apuesta era el “cambio global” y
en su perspectiva solo cabía el ámbito del Estado. Vista la evolución devenida, demuestra que el
enfoque no era del todo desacertado. “Podemos” era un proyecto trazado para el
cambio de la élite, no para bajar a pie del terreno. Hacerlo, les ha obligado a
sumar fuerzas heterogéneas de difícil conciliación. Un sumatorio de colectivos y personas que aprovechándose de la debilidad
organizativa de la nueva marca han copado listas y puestos que no dejarán
vacantes ni con agua hirviendo. Al más puro estilo de la “casta” que tanto ha
denostado.
Su cisma en Euskadi se vislumbra ya y será el resultado lógico
de un crecimiento apresurado y sin
coherencia.
Sin embargo, las consecuencias de esta crisis no serán inmediatas. Todavía existe un
sentimiento simpático por una buena parte de los electores que en los próximos comicios generales –para los que
nació “Podemos”- respaldará a las candidaturas de los círculos. Y que, incluso, les dote de una fortaleza
social notable. Pero, que nadie se
engañe, el destino madrileño de las actas en juego puede que sea la causa mayor de esa presunta
fortaleza que surja de las urnas. Un espejismo nada más que durante un corto espacio de tiempo ocultará la descomposición en la que han entrado “Podemos”, o mejor dicho, sus representantes
institucionales de aquí. Tiempo al tiempo.
Mientras tanto, habrá que cargarse de paciencia y
tolerancia. En las instancias institucionales próximas – ayuntamientos y juntas
generales- nos aguardan momentos “chiripitifláuticos”. Como cuando en “La vida de Brian” el Frente
Popular de Judea reivindicaba la disolución del imperio romano en 24 horas. ¿O
eran los disientes del Frente Judaico Popular?.
Los del “régimen”, ya se sabe, somos más aburridos. Lo
nuestro es gestionar los recursos públicos susceptibles de usos alternativos. O
lo que es lo mismo, gobernar.
Creo firmemente que hay que respetar algunas opiniones, no todas, las que no nos gustan,si se mantienen en unos límites ( y es el caso).
ResponderEliminarNo me tocó intervenir el miércoles, aunque imagino que mi intervención tampoco le hubiese convencido.
Siento que las intervenciones de Podemos en el Pleno no le hayan parecido suficientemente solventes. Aunque me resulta curioso que haya gente empeñada eb centrar sus críticas en Podemis cuando quienes gobiernan en Bizkaia, quienes llevan más de 30 años ( perdone que no precise, soy historiadora, contemporaneísta, pero creo que no aporta mucho) gobernando este país y gedtionando dinero público.
Me imagino que sus respuestas sin despeinarse le resultarán mucho más solventes, sobre todo porque de tanto repetir las mismas mentiras, ya las recitan de memoria, aunque no sean verdad.
Lamento mucho que no le hayamos convencido, quizás en el próximo pleno.
Un saludo
Asun Merinero
Apoderada de Podemos en las Juntas Generales de Bizkaia
Creo firmemente que hay que respetar algunas opiniones, no todas, las que no nos gustan,si se mantienen en unos límites ( y es el caso).
ResponderEliminarNo me tocó intervenir el miércoles, aunque imagino que mi intervención tampoco le hubiese convencido.
Siento que las intervenciones de Podemos en el Pleno no le hayan parecido suficientemente solventes. Aunque me resulta curioso que haya gente empeñada eb centrar sus críticas en Podemis cuando quienes gobiernan en Bizkaia, quienes llevan más de 30 años ( perdone que no precise, soy historiadora, contemporaneísta, pero creo que no aporta mucho) gobernando este país y gedtionando dinero público.
Me imagino que sus respuestas sin despeinarse le resultarán mucho más solventes, sobre todo porque de tanto repetir las mismas mentiras, ya las recitan de memoria, aunque no sean verdad.
Lamento mucho que no le hayamos convencido, quizás en el próximo pleno.
Un saludo
Asun Merinero
Apoderada de Podemos en las Juntas Generales de Bizkaia
Estimada apoderada. No es cuestión de que me convenzan o no. Entiendo la crítica, el debate y el contraste de ideas. Es más, en el post publicado creo que se explicita por mi parte que eso exactamente, las ideas, son lo que yo y muchos más esperábamos y aún espero de "Podemos", una formación que, confiaba, fuera una oportunidad para la renovación democrática. De ahí que haya entendido como positiva su aparición y su entrada en universo político e institucional. Es más, sigo creyendo que tiene un espacio y un papel, como en su día lo pudieron tener los "verdes" alemanes. Pero, una cosa es eso, valorar positivamente la potencialidad de una fuerza emergente que encauce la insatisfacción social y otra escuchar discursos demagógicos que ya conocíamos de tiempo atrás. Creo que "Podemos" es mucho más que soflamas de izquierda anticapitalista o brindis al sol de "arrivistas" de ideologías viejunas que han aprocechado la coyuntura para, haciéndose hueco en candidaturas, colocar su discurso exento de realismo.
EliminarPara eso, ya teníamos a Kortatu con su "asamblea de majaras" que se reunía y decidía "mañana sol y buen tiempo". No es cuestión ni de gustos ni de convencimiento. Es cuestión de seriedad, de respeto a las instituciones y por ende a los electores representadas en ellas.
Creo que lo visto en el último pleno de las juntas no es el estilo que esperábamos de "Podemos". Del "Podemos" de Iglesias, Errejón u otros cuyo discurso es más solvente que el utilizado el pasado día por sus representantes en Bizkaia.
Quizá me equivoque pero creo que tampoco usted está cómoda con la frágil argumentación dada por sus compañeros/as de bancada. La acción política es mucho más que un discurso vacío, exento de datos y contraste. espero que , en las sucesivas ocasiones que tendremos de compartir debate, sus compañeros/as me enmienden la plana y cambie de opinión. Nada me gustaría más.
La mentira, cuando es una y otra vez, y otra más, más otras muchas, al final resulta que hay quienes piensan que todas esas mentiras son la verdad. Ya no recuerdan las famosas imágenes de cuando un par de gallos se enfrentaban por chupar cámara, los Seres. Pradera y Gorordo tuvieron verdaderos enfrentamientos por situarse... ellos sabrán donde... Ambos ya estaban situados uno al frente de nuestra Diputación y el otro de nuestra Alcaldía, pero para su ambición desmedida no era suficiente, hoy al frente de ambas instituciones el mismo partido sitúa personas que no repiten las borchonosas imágenes, y aparentemente están cubiertas sus ambiciones, la verdad RS que han aprendido bien la lección y se controlan en no demostrar cuales son sus verdaderas ambiciones y ellos con su aparato se centran en atacarnos, con mentiras y falacias ocultándose tras ellas, porque en el fondo sólo su verdadera obsesión, somos quienes les hace temblar sólo en pensar que podemos destapar tantas trampas y manipulaciones que peligran sus ambiciones, ya que las mismas han sido y son el pan nuestro de cada día. O es que alguien se cree que aquí no hay tráfico de influencias, desvío de fondos públicos y otros desmanes.
ResponderEliminarAsí que nos acusaran y repetirán una y mil veces, que no somos profesionales, que nosotros también seremos tan corruptos como lo son ellos, y cuándo afirman esto se confiesan de forma manifiesta....
Victor Etayo
Podemos Círculo de Bilbao Centro