viernes, 20 de noviembre de 2015

MOMENTOS CHIRIPITIFLAUTICOS

Las Juntas Generales de Bizkaia,  institución de la que soy apoderado, celebraron el pasado miércoles una sesión plenaria en Gernika. En ella se debatieron distintas iniciativas de diferente naturaleza y contenido. Entre las materias  sometidas a debate parlamentario se encontraba, a propuesta de dos grupos de la oposición, la aportación presupuestaria que la Diputación debe consignar para las políticas de cooperación y desarrollo internacional. Un ámbito en el que las instituciones vascas –Gobierno, diputaciones y ayuntamientos- han sido y son  especialmente sensibles y que, por desgracia, y como consecuencia de la crisis económica, han visto reducida  las partidas destinadas a tal fin.

En la gestión pública hay que tener en cuenta básicamente el principio de “realidad”. Es decir que, más allá del deseo o de la voluntad, se impone la capacidad posible de actuar, la “certeza” de los recursos económicos disponibles en cada momento.

Solía repetir Jose Luis Bilbao, siguiendo las enseñanzas  que le trasmitieron en la Facultad de Ciencias Económicas  de la UPV (Sarriko)  que gobernar, gestionar, es determinar prioridades  pues los recursos públicos siempre son escasos  y son susceptibles de usos alternativos.

Dicho de otra manera que ante las múltiples necesidades generadas en la sociedad  y la insuficiencia de fondos públicos  para atenderlas en su integridad, quienes democráticamente nos representan  se ven obligados a optar y priorizar  en qué se gastan  o destinan dichos recursos. Ese establecimiento de prioridades  califica, según los cánones tradicionales, las políticas públicas como progresistas o conservadoras (derecha-izquierda).

Si no se atendiera al principio de realidad, los problemas se convertirían en irresolubles llegando a la descomposición del sistema. Y, si los responsables públicos no llegaran a jerarquizar los problemas y su satisfacción, nos encontraríamos con un efecto similar al del asno de Buridan que murió de hambre y de sed porque sintiendo ambas necesidades fue incapaz de ordenarlas situado como estaba centrado entre un cubo de agua y un fardo de cebada.

Cuento todo esto  porque  no todo el mundo tiene en consideración  tales premisas.
Vuelvo al pleno de Gernika. El debate de  los fondos de cooperación y desarrollo llevó hasta la tribuna a uno de los portavoces  de los grupos de la oposición.  Sus primeras palabras ya advirtieron del rigor argumental que nos esperaba.

“Hace unos años-comenzó su disertación el orador-. No sé cuantos, pero no hace mucho. Un montón de gente salió a la calle para pedir....”. ¿Hace unos años? ¿Un montón?. “Ay ama! –pensé-. Como todos los datos que se utilicen tengan tanta precisión,  vamos a presenciar un debate memorable”.

Así fue.  Las cifras  parecían sacadas de una subasta. Sólo  me quedé con el 0,7%. Pero ¿de qué?. ¿Del presupuesto de la Diputación? ¿De la comunidad autónoma?. No. Del Producto Interior Bruto. Sí, bruto, muy bruto.

Pero si en lo de los números  aquello fue  un tanto disparate,  en el argumentario llegó el desparrame. En el trance, me acordaba de, Pazos,   aquel personaje de la película “Airbag”  que con su deje gallego repetía; “Concepto, lo importante es el concepto”.  Y los conceptos brotaron  a borbotones como las aguas de un  generoso manantial.
En el fragor dialéctico se habló casi de todo. Se apeló genéricamente a “la ley”. Si, “la ley que obliga a consignar el 0,7%”. ¿Ley? ¿Qué ley?. De ahí se pasó a la globalización. La globalización de ocurrencias. Que si la venta de armas; las multinacionales, el capitalismo salvaje,  las mafias, Israel –Estado que fue calificado de “terrorista” por el portavoz de turno de  la izquierda patriótica (cuando se entere Iñarritu)-... Hasta el líder anticolonialista congoleño Patrice Lumumba salió a pasear  no se sabe bien  por qué motivo.

Aquella mezcolanza  de consignas fue cuestionada por quien quiso apelar al “principio de realidad” volviendo al origen de que lo que se debía plantear  en la práctica parlamentaria era el “cuantum” de la partida presupuestaria y de dónde se sacaban los fondos que se pretendían añadir. La priorización de los problemas que antes aludía.
La sensata voz del juntero socialista, lejos de ser atendida fue recriminada como un intento de “sustraer” el debate.

¡Qué nivel Maribel!. Pero el punto  en cuestión del orden del día no fue el único  en el que se rayó la alucinación. Hablando de la negociación del futuro tratado transatlántico de libre comercio (TTIP) –sobre el que las Juntas Generales de Bizkaia tienen un ámbito competencial  fuera de toda duda- , en la tribuna de oradores se exhibió una botella de txakoli,  o se mencionó al “pollo clorado”, amén de otras lindezas  como las de definir a los partidos políticos mayoritarios (todos menos los emergentes) de “partidos del régimen”.

¡Qué pena más grande!. En discusiones de taberna he visto más sentido común y más respeto que la contemplada en sede institucional. Dirán que estoy poniendo límites a la libertad de expresión. Que la “casta”  -yo mismo- no soporta la “nueva forma de hacer política”. Que nos molesta la “transparencia” porque tememos perder  nuestros “privilegios”.

Y no. Lo que me aflige es la devaluación de la democracia.  La banalización de las instituciones y, sobre todo, la impostura  de una progresía de baja calidad que vive del eslogan, de unos tópicos  ideológicos de pasquín trasnochado. De una posición que, siendo legítima, exhiben con desprecio a los demás.

Pasado el aciago trámite parlamentario, un compañero de bancada compartía las mismas sensaciones. Su inquietud iba más lejos. “¿Te imaginas a estos gobernando?”. La verdad es que no, pero se me eriza el vello de solo pensarlo.

Cuando la indignación ciudadana obtuvo articulación a través de nuevos partidos creí sinceramente  que asistíamos a la oportunidad de encontrar una nueva formulación de la política. Que había un refresco ideológico y participativo que sería positivo para todos.  Pero las consecuencias prácticas de esa  nueva articulación partidaria me han decepcionado  totalmente.

Aquel movimiento eclosionado tras los comicios europeos  que lideraban Pablo Iglesias, Errejon o Monedero, tenía su encanto y hasta una cierta visión cautivadora. “Podemos” representaba una radicalidad ideológica exenta de concreción. Su música sonaba bien pero le faltaba una letra que la acompañara. Su apuesta era el “cambio global” y en su perspectiva solo cabía el ámbito del Estado.  Vista la evolución devenida, demuestra que el enfoque no era del todo desacertado. “Podemos” era un proyecto trazado para el cambio de la élite, no para bajar a pie del terreno. Hacerlo, les ha obligado a sumar fuerzas heterogéneas de difícil conciliación.  Un sumatorio de colectivos y personas  que aprovechándose de la debilidad organizativa de la nueva marca han copado listas y puestos que no dejarán vacantes ni con agua hirviendo. Al más puro estilo de la “casta” que tanto ha denostado.  

Su cisma en Euskadi se vislumbra ya y será el resultado lógico de un crecimiento apresurado  y sin coherencia.

Sin embargo, las consecuencias de esta crisis  no serán inmediatas. Todavía existe un sentimiento simpático por una buena parte de los electores que en los  próximos comicios generales –para los que nació “Podemos”- respaldará a las candidaturas de los círculos.  Y que, incluso, les dote de una fortaleza social  notable. Pero, que nadie se engañe, el destino madrileño de las actas en juego  puede que sea la causa mayor de esa presunta fortaleza que surja de las urnas. Un espejismo nada más  que durante un corto espacio de tiempo ocultará  la descomposición  en la que han entrado  “Podemos”, o mejor dicho, sus representantes institucionales de aquí. Tiempo al tiempo.

Mientras tanto, habrá que cargarse de paciencia y tolerancia. En las instancias institucionales próximas – ayuntamientos y juntas generales- nos aguardan momentos “chiripitifláuticos”.  Como cuando en “La vida de Brian” el Frente Popular de Judea reivindicaba la disolución del imperio romano en 24 horas. ¿O eran los disientes del Frente Judaico Popular?.


Los del “régimen”, ya se sabe, somos más aburridos. Lo nuestro es gestionar los recursos públicos susceptibles de usos alternativos. O lo que es lo mismo, gobernar.  

4 comentarios:

  1. Creo firmemente que hay que respetar algunas opiniones, no todas, las que no nos gustan,si se mantienen en unos límites ( y es el caso).
    No me tocó intervenir el miércoles, aunque imagino que mi intervención tampoco le hubiese convencido.
    Siento que las intervenciones de Podemos en el Pleno no le hayan parecido suficientemente solventes. Aunque me resulta curioso que haya gente empeñada eb centrar sus críticas en Podemis cuando quienes gobiernan en Bizkaia, quienes llevan más de 30 años ( perdone que no precise, soy historiadora, contemporaneísta, pero creo que no aporta mucho) gobernando este país y gedtionando dinero público.
    Me imagino que sus respuestas sin despeinarse le resultarán mucho más solventes, sobre todo porque de tanto repetir las mismas mentiras, ya las recitan de memoria, aunque no sean verdad.
    Lamento mucho que no le hayamos convencido, quizás en el próximo pleno.
    Un saludo
    Asun Merinero
    Apoderada de Podemos en las Juntas Generales de Bizkaia

    ResponderEliminar
  2. Creo firmemente que hay que respetar algunas opiniones, no todas, las que no nos gustan,si se mantienen en unos límites ( y es el caso).
    No me tocó intervenir el miércoles, aunque imagino que mi intervención tampoco le hubiese convencido.
    Siento que las intervenciones de Podemos en el Pleno no le hayan parecido suficientemente solventes. Aunque me resulta curioso que haya gente empeñada eb centrar sus críticas en Podemis cuando quienes gobiernan en Bizkaia, quienes llevan más de 30 años ( perdone que no precise, soy historiadora, contemporaneísta, pero creo que no aporta mucho) gobernando este país y gedtionando dinero público.
    Me imagino que sus respuestas sin despeinarse le resultarán mucho más solventes, sobre todo porque de tanto repetir las mismas mentiras, ya las recitan de memoria, aunque no sean verdad.
    Lamento mucho que no le hayamos convencido, quizás en el próximo pleno.
    Un saludo
    Asun Merinero
    Apoderada de Podemos en las Juntas Generales de Bizkaia

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimada apoderada. No es cuestión de que me convenzan o no. Entiendo la crítica, el debate y el contraste de ideas. Es más, en el post publicado creo que se explicita por mi parte que eso exactamente, las ideas, son lo que yo y muchos más esperábamos y aún espero de "Podemos", una formación que, confiaba, fuera una oportunidad para la renovación democrática. De ahí que haya entendido como positiva su aparición y su entrada en universo político e institucional. Es más, sigo creyendo que tiene un espacio y un papel, como en su día lo pudieron tener los "verdes" alemanes. Pero, una cosa es eso, valorar positivamente la potencialidad de una fuerza emergente que encauce la insatisfacción social y otra escuchar discursos demagógicos que ya conocíamos de tiempo atrás. Creo que "Podemos" es mucho más que soflamas de izquierda anticapitalista o brindis al sol de "arrivistas" de ideologías viejunas que han aprocechado la coyuntura para, haciéndose hueco en candidaturas, colocar su discurso exento de realismo.
      Para eso, ya teníamos a Kortatu con su "asamblea de majaras" que se reunía y decidía "mañana sol y buen tiempo". No es cuestión ni de gustos ni de convencimiento. Es cuestión de seriedad, de respeto a las instituciones y por ende a los electores representadas en ellas.
      Creo que lo visto en el último pleno de las juntas no es el estilo que esperábamos de "Podemos". Del "Podemos" de Iglesias, Errejón u otros cuyo discurso es más solvente que el utilizado el pasado día por sus representantes en Bizkaia.
      Quizá me equivoque pero creo que tampoco usted está cómoda con la frágil argumentación dada por sus compañeros/as de bancada. La acción política es mucho más que un discurso vacío, exento de datos y contraste. espero que , en las sucesivas ocasiones que tendremos de compartir debate, sus compañeros/as me enmienden la plana y cambie de opinión. Nada me gustaría más.

      Eliminar
  3. La mentira, cuando es una y otra vez, y otra más, más otras muchas, al final resulta que hay quienes piensan que todas esas mentiras son la verdad. Ya no recuerdan las famosas imágenes de cuando un par de gallos se enfrentaban por chupar cámara, los Seres. Pradera y Gorordo tuvieron verdaderos enfrentamientos por situarse... ellos sabrán donde... Ambos ya estaban situados uno al frente de nuestra Diputación y el otro de nuestra Alcaldía, pero para su ambición desmedida no era suficiente, hoy al frente de ambas instituciones el mismo partido sitúa personas que no repiten las borchonosas imágenes, y aparentemente están cubiertas sus ambiciones, la verdad RS que han aprendido bien la lección y se controlan en no demostrar cuales son sus verdaderas ambiciones y ellos con su aparato se centran en atacarnos, con mentiras y falacias ocultándose tras ellas, porque en el fondo sólo su verdadera obsesión, somos quienes les hace temblar sólo en pensar que podemos destapar tantas trampas y manipulaciones que peligran sus ambiciones, ya que las mismas han sido y son el pan nuestro de cada día. O es que alguien se cree que aquí no hay tráfico de influencias, desvío de fondos públicos y otros desmanes.
    Así que nos acusaran y repetirán una y mil veces, que no somos profesionales, que nosotros también seremos tan corruptos como lo son ellos, y cuándo afirman esto se confiesan de forma manifiesta....
    Victor Etayo
    Podemos Círculo de Bilbao Centro

    ResponderEliminar